Es más importante el tipo de grasa que la cantidad
Sin aceite de oliva no hay dieta mediterránea
El aceite de oliva, con grandes beneficios sobre la salud, es el producto por excelencia que se asocia a la dieta mediterranea. Los expertos afirman que el problema de las enfermedades cardiovasculares, el colesterol, diabetes, obesidad … no estriba tanto en la cantidad de grasa que se consume, sino en el tipo de grasa.
Las grasas poliinsaturadas son las que aumentan el colesterol LDL o "malo", empeoran el metabolismo de la glucosa aumentando el riesgo de diabetes y favorecen la obesidad... Mientras que las grasas monoinsaturadas son las que incrementan el colesterol HDL o "bueno" y mejoran el metabolismo de la glucosa, -aunque no adelgazan-.
La grasa monoinsaturada no es exclusiva del aceite de oliva ya que se encuentra también en las carnes, pescados, frutos secos y otros aceites de origen vegetal. Existen otros aceites que son ricos en ácido oleico, (grasa monoinsturada) como el de colza, soja o girasol, pero todos se tienen que consumir obligatoriamente refinados, lo que destruye gran parte de sus compuestos.
Sólo el aceite de oliva puede consumirse recién extraído, en su forma virgen, sin refinado ni procesado industrial. Esto le permite conservar un sin fin de compuestos, -antioxidantes, polifenoles, vitamina E- enormemente saludables y que son exclusivos de aceite de oliva virgen, por lo que no se encuentran en ningún otro tipo de grasa.
Por no hablar de la diferencia de sabor. Los otros aceites refinados han sido desprovistos de todo sabor en el proceso industrial de refinado para hacerlos comestibles, mientras que el aceite de oliva virgen es el zumo obtenido de triturar la aceituna. Esta es la razón por la que cuando consumimos un aceite de oliva virgen o virgen extra, debemos sentir el aroma y sabor frutado de la aceituna.
Sus beneficios no se limitan a las enfermedades cardiovasculares
Los beneficios de la dieta mediterránea, por el tipo de grasa que se consume, no se limitan a las enfermedades cardiovasculares, sino que también combate la oxidación -el "envejecimiento" del cuerpo o el desgaste-, y el cáncer.
Al ser una dieta muy rica en vegetales, verduras, cereales y legumbres se controla mejor la hipertensión, -la sal en estos platos es casi nula-, y los marcadores de inflamación en el organismo que están vinculados con la arterioesclerosis.
A los antioxidantes de los vegetales hay que sumar los del aceite de oliva virgen, la única grasa que de forma natural conserva todos sus antioxidantes.
En definitiva, una dieta con gran presencia de vegetales y que casa maravillosamente bien con el aceite de oliva virgen extra, rico en aromas y sabores en función del tipo de aceituna, el método de extracción y su forma de cultivo.
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Asimismo se ha demostrado que los enfermos con diabetes mellitus ya establecida se controlan mejor cuando la dieta es rica en grasa monoinsaturada, el principal componente del aceite de oliva. Pero, además, los diabéticos que se alimentan con este tipo de dieta experimentan una modificación muy beneficiosa de los niveles plasmáticos de colesterol y triglicéridos.
Por otro lado, también se ha demostrado que una dieta enriquecida en ácidos grasos monoinsaturados produce una mayor resistencia a la oxidación de las LDL. Hay que destacar también que el aceite de oliva posee una elevada cantidad de vitamina E y de antioxidantes fenólicos, con una relación vitamina E/ácidos grasos poliinsaturados suficiente para protegerlos de la peroxidación.
Por último, el consumo del aceite de oliva también se asocia a un menor riesgo de cáncer, en especial de mama, al revés de lo que sucede con las dietas con poca fibra y ricas en grasa saturada que aumentan el riesgo de cáncer, en especial de mama y colon.