La dieta mediterránea es declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco
En 1960 la dieta mediterranea era nuestra forma de alimentarnos. Ahora ha sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Hay indicios de que España, al igual que otros países del mediterráneo, se está alejando de este modelo de vida y patrón dietético. Se trata de salvaguardar su herencia.
El 16 de noviembre de 2010, la dieta mediterránea ha sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad durante la quinta reunión del Comité Intergubernamental de la Unesco celebrada en Nairobi (Kenia) para la salvaguardia de esta herencia.
Esta candidatura transnacional, ha sido elaborada y presentada conjuntamente por España, Grecia, Italia y Marruecos, y coordinada técnicamente por la Fundación Dieta Mediterránea, para preservar un legado cultural y gastronómico que define e identifica a los territorios mediterráneos desde hace siglos. "La primera sensación es de satisfacción y emoción" declaraba Lluis Serra, presidente de la Fundación Dieta Mediterránea. "Satisfacción por la recompensa a años de esfuerzo y trabajo bien hecho. Emoción por haberse cumplido este sueño que nos abre un futuro lleno de posibilidades".
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Hay indicios de que España, al igual que otros países del mediterráneo se está alejando de este modelo de vida. En esta tarea de preservar nuestro patrimonio cultural alimentario, la hoja de ruta de Fundación Dieta Mediterránea sería la de aglutinar e implicar a la sociedad civil, instituciones y entidades privadas para establecer puentes y buscar sinergias que permitan mejorar su visibilidad y cumplimiento. En este sentido, "nuestra población diana es y será aquella que se aleja más de este patrón alimentario, es decir los colectivos más desfavorecidos" ha manifestado Lluis Serra.
Vivimos como comemos
Se dice que somos lo que comemos. Pero para ser exactos, habría que decir que vivimos como comemos. Nuestra forma de vida, nuestro trabajo, nuestras relaciones familiares y sociales condicionan los menús de cada día.
Cuando la industria alimentaria apela al concepto de la cocina de la abuela, es que algo se ha roto y hay que recuperar ese hilo conductor de una cocina saludable que forma parte de nuestra cultura y tradición, con horarios pautados y orden en las comidas.
Si a esto le sumamos, la presión publicitaria de una parte de la industria alimentaria, quién no cae en la tentación de comer lo que nos prometen sabroso, aunque no sea demasiado sano y lo hagamos rápido y corriendo. En los años 50, del siglo pasado, que es cuando Ancel Keys acuñó el término dieta mediterránea, se decía que lo que no mata, engorda.
Sobre esto, trata precisamente nuestro desvio en materia alimentaria. Un alejamiento de la dieta mediterránea trae más enfermedades cardiovasculares, más diabetes, más hipertensión.
La mejor dieta contra las enfermedades cardiovasculares
En la década de los sesenta, la población residente en Creta, sur de Grecia y en la parte meridional de Italia tenía una esperanza de vida entre las más altas del mundo y todo ello a pesar de las limitaciones existentes en los servicios médicos y sanitarios. El infarto de miocardio es casi desconocido y el cáncer apenas existe. Esta realidad que ha sido conocida en el mundo entero gracias al Estudio de los Siete Países, realizado por Keys, puso de manifiesto que la dieta, el estilo de vida, las relaciones sociales y el entorno, (clima y factores ambientales) tienen una gran importancia en la salud.
A raiz de este estudio, la dieta mediterránea se ha impuesto como patrón dietético en todo el mundo. El motivo, su tipo de alimentación que se basa en el aceite de oliva, las frutas y verduras frescas, los cereales en forma de pan o pasta, el pescado azul, el cordero y las aves de corral ... y un poco de vino en las comidas. El aceite de oliva virgen extra es, seguramente, el ingrediente que aglutina el concepto mediterráneo. Sólo hay olivos, allá donde se da el clima mediterráneo.
Los alimentos ricos en grasas monoinsaturadas, cuyo principal y clásico representante es el aceite de oliva virgen, son más beneficiosos que los otros aceites vegetales. No hay grasa con las ventajas saludables del aceite de oliva virgen. Ayuda a controlar el colesterol, la arteriosclerosis y la presión arterial - lo cual incide en un menor riesgo de enfermedad cardiovascular-; es útil en el tratamiento y prevención de algunos tipos de diabetes y puede ayudar a proteger el organismo ante determinados tipos de cáncer, especialmente el de mama.
De nada sirve atiborrarse de un alimento porque nos digan que es muy saludable y dejar de lado otros. La dieta es un conjunto y cada alimento tiene su sitio.
Cuando hace más de 50 años nadie contaba calorías ni pensaba en como repartir porcentualmente proteínas, grasas y carbohidratos en una comida, la dieta mediterranea era nuestra forma de alimentarnos. Ahora cuando ha sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, se está convirtiendo en un concepto abstracto. Ahora el reto, es volver a interiorizar nuestra forma de vida y alimentación, aunque tengamos que volver a aprender a comer de nuevo