Tortillitas de camarones, piriñaca, erizos, ostiones, galeras, papas aliñás, ortiguillas ...
Cocina popular en el Carnaval de Cádiz
Cuando termina la Navidad, Cádiz sigue su calendario tradicional de fiestas y se sumerge en la preparación del Carnaval, su fiesta por excelencia documentada desde finales del siglo XVI. Es el momento de degustar las tortillitas de camarones, la piriñaca, los erizos, ostiones, galeras, las papas aliñás, acompañados de cerveza o manzanilla de Sanlúcar, que sabe a gloria escuchando a las chirigotas.
En 1862, el Carnaval de Cádiz pasó a formar parte del calendario festivo municipal. Casi veinte años después se "oficializó" uno de sus elementos más genuinos, las agrupaciones carnavalescas: coros, chirigotas, cuartetos, romanceros y más tarde las comparsas.
Tapeo, taper y freidurías de pescado
En Carnaval hay que degustar los platos tipicos de estos días: las tortillas de camarones, la piriñaca, los langostinos, los erizos, los ostiones, las galeras y, sobre todo, las papas aliñás...
Sin embargo, en Cádiz la manera más popular de comer son las freidurías de pescado, que se pueden encontrar en cualquier rincón o plaza. Son económicas y buenísimas.
Cádiz tiene uno de los mercados de pescado más bonitos y espectaculares donde los haya. Hasta ahí llegan casi vivos acedías, pijotas, urta, cazón, salmonetes, puntillitas, doradas, lubinas, chocos ... Por este motivo, además de visitar las freidurías, hay que practicar el tapeo.
En cualquier bar, por humilde que sea, es posible disfrutar de un buen plato de pescado y marisco, en guiso, adobo, frito o a la plancha, mientras se abre apetito con unas tortillitas de camarones o una papas aliñás.
Tortillitas de camarones
Sin embargo, en Carnaval hay también otra cocina, la de los fogones familiares. En opinión de Manuel Fdez-Trujillo Jordán, que forma parte del Grupo Gastronómico Gaditano, para degustar esta cocina "hay que meter la mano si te dejan en las fiambreras, o dicho más fino en "el taper", de los amigos que te cruzas por las calles llenas de animación, donde te sorprende un cazón guisado en amarillo, un atún mechado, algún adobo con buen vinagre, croquetas de pescado, daditos de corvina, en definitiva una cocina que aunque fría, te sabe a gloria por su elaboración y por que el calor ya lo lleva uno puesto con las copitas que han ido cayendo."
Ortiguillas
Ya sea en Carnaval o en cualquier otra fecha, uno no puede irse de Cádiz, sin probar las ortiguillas. Una especialidad que ofrece la costa gaditana y que es casi exclusiva de esta zona. Las ortiguillas son anémonas (algas) que están a 15 ó 20 metros de profundidad bajo el mar y que se alimentan de moluscos y planctón marino. Los buzos las recogen con un cuchillo sin punta y hasta que llegan a la cocina se conservan en bolsas con agua de mar.
Suelen servirse rebozadas y fritas en aceite de oliva virgen. Su textura un tanto viscosa suele sorprender. A algunas personas les encanta, a otras parece que no tanto, pero lo que no cabe duda es que las ortiguillas a nadie dejan indiferente. ¿Dónde se pueden probar? En cualquiera de los muchos bares de tapeo que ofrece la ciudad.
Ostiones y erizos de mar
Un mes antes del comienzo oficial del Carnaval, los ensayos generales de las agrupaciones que compiten en el Concurso del Teatro Falla empiezan a preparar el ambiente. Las distintas peñas organizan fiestas gastronómicas al aire libre donde interpretan en público su repertorio de coplas y se puede degustar los productos típicos de Cádiz. La fecha del Carnaval es variable al igual que Semana Santa con la que guarda correlación.
Unos días antes, el casco histórico de Cádiz celebra la tradicional ostionada y erizada, como anuncio del concurso oficial de agrupaciones. En la plaza de San Antonio hay degustaciones gratuitas de ostiones, -la ostionada-, un molusco clasificado como marisco, parecido a la ostra, cuya carne interior tiene sabor y olor muy intenso a mar.
Se consume generalmente crudo con unas gotas de limón. Sin embargo, también se puede rebozar y freír.Mientras, en el barrio de La Viña, se reparten cientos de kilos de erizos de mar al natural regados con manzanilla o cerveza.
Es la fiesta "de la calle", once días de diversión continua, originalidad y, sobre todo, participación popular. La ciudad entera se transforma, llenándose de gente que sale a reír y a hacer reír, a cantar y, en definitiva, a pasarlo bien.